A veces me pregunto:
¿Qué es ese raro sentimiento, maravilloso, que me invade cuando la cultura mudéjar pone ante mis ojos, su riqueza y arte ?
Es como algo casi mío, como un hilo de emoción de la trenza ancestral, que está en mi sangre…
Hilo dorado que colma de placer al alma y desea más.
¿Será que llevo en la sangre una parte de esa trenza?
Casi imposible…mis abuelos paternos eran italianos, los maternos suizos alemanes. Pero el sólo hecho de ver una bailaora, o escuchar el cante flamenco me estremece y atrapa, es un imán del que no puedo evadirme.
También ver este patio, esa arquitectura única e intransferible, me deja exhausta, boba.
Tendré que desandar caminos genéticos uno de estos santos días…Siento que el secreto está en los pliegues de mi historia.