Ellos... los jesuses que nos convierten...¡Gracias, Señor !

Su presencia es sol

su  palabra delicia.

Entre los avatares

busco su caricia.

Sus ojitos, amor.

Su mirada, sonrisa.

Un besito : mi música,

un suspiro, la brisa.

Si sufre : mi congoja.

Si canta: una fiesta.

si ríe, mil cabriolas

si llora, me despoja.

Pletórico misterio...

por él,

¡ yo me convierto !

¡BLESS YOU!

Son el mismo Cristo...

Hay seres que con sólo
decir una palabra
encienden nuestra
alma  y los rosales.
Hay seres que con sólo
regalar una sonrisa
regalan cerros, valles
y mil mares.
Hay seres que con sólo
ofrecernos su hombro,
su mano y su estima,
borran  los  dolores
y  todos nuestros males.
Esos seres ...
son  "muy especiales".
Ellos no saben del rencor
ni pecados capitales;
ellos son dulces, tiernos,
sonrientes,
tanto como Jesús
y Nuestra Madre.
A ellos mi bendición ,
mis  ¡ gracias !
a ellos mis flores,
mi corazón y mis afanes,
Esos seres son...
¡ son el mismo Cristo
contagiando  AMOR
en nuestras calles!

Ayer...Día de San José...

¡A todos los Joseses y Josesas, un beso enorme y bendiciones!

 Si mucho podemos rescatar de su ejemplo de vida, hay algo que especialmente  le valoro, a San José,  porque a todos nos cuesta reaccionar como él lo hizo.
Es sabido que José, antes de que Jesús fuera concebido en el vientre de María, ya era una persona de mucha FE. Maduro en sus actos. Justo. Humilde. Introvertido
Cuando se entera de la maternidad de María, no quiere exponerla a la infamia pública y resuelve dejarla oculta.
Convencido de la virtud de María, no quiere entregar al proceso riguroso de la ley de "esos tiempos", ese misterio que ni  él comprende.
ESTA JUSTICIA DE JOSÉ, ENPIEZA A CONVERTIRSE EN " JUSTICIA DE BONDAD COMPRENSIVA", COMO LO DESCRIBE PABLO EN GÁLATAS 5, 22.
NATURALMENTE SUFRE MUCHÍSIMO, TIENE UN CONFLICTO DE CONCIENCIA . PERO LA MADUREZ DE SU CARIDAD, SE DEMUESTRA EN EL HECHO DE QUE ÉL VA MUCHO MÁS ALLÁ: PREVALECE EN ÉL, LA ATENCIÓN AL "SER" DE MARÍA, MÁS QUE AL RIGOR PURO DE LA LEY.
¡ La blandura de su corazón! ¡ su enorme amor y confianza!, su santidad, que aún tan grande no lo exime de la confusión, del dolor, de la amargura. Él logra un equilibrio inteligente y se deja traspasar por el milagro de la Gracia divina, tiernamente obediente. Justicia evangélica  de corazón; esa esperanza de saber sufrir con ánimo humilde, las situaciones difíciles, angustiosas, oscuras... nada le importa. Obedece, calla, comprende y CREE! ¡CREE!.-¡BLESS YOU!