MEDITACIÓN DEL CARIÑO:
Busca un espacio donde
puedas sentirte cómodo y tranquilo y que nadie se interponga en ese espacio.
Elige un sofá, una
silla, el suelo, lo que gustes… tu posición debe ser relajada. Que nada te
apriete, o incomode.
Relaja tu cuerpo, suelta
todas las amarras, deja “caer” tu cuerpo hacia el piso, como quien descarga una
bolsa pesada.Baja los hombros, descansa tu gesto separando las mandíbulas, saca
los frunces de tu frente, suaviza, afloja, afloja…
Ahora llevamos la
atención hacia la respiración, nos permitimos respirar más profundo, no importa
el ruido que hacemos, aspiramos profundamente inflando la panza y sentimos
hasta cuán profundo llega ese oxígeno. Entra y limpia, saca todo lo negativo.
Ahora lo sacamos fuera…despacito en varias respiraciones, bufando o fluyendo
por las fosas nasales. Dejamos caer hombros nuevamente, aflojo, aflojo todo el
cuerpo, como que me desinflo realmente. Al aspirar el aire, me colmo de
pensamientos hermosos, cariñosos, que lleven bienestar y ternura a cada órgano
vital. Piensa qué importante eres para tu papá Dios, para mamá María, por lo
que debes prepararte, limpiarte y entregar todo tu ser a ellos, para que pasen
la aspiradora y limpien y bendigan cada rinconcito. Querete, cuidate en todo,
en tus alimentos, en tu descanso, un poquito de humor, algo de música, piensa
cuánto desean tus seres queridos verte feliz, porque ellos están viviendo en la
–gloria, en lo máximo, en la LUZ eterna, no hay cansancio, no hay penas ni
dolores, porque ya dejaron su parte física y sólo vive lo espiritual, plenos de
alegría y PAZ. Por lo tanto, como están íntimamente ligados a nosotros, a
nuestros sentimientos, ellos sufren mucho si nos ven tristes, angustiados y no
los dejamos GOZAR DE SU GLORIA.
Recordemos que Dios ,
Jesús y su Espíritu son inmensamente misericordiosos y perdonan ntros. Pecados,
nuestras equivocaciones, para ellos somos almas deseosas de VIVIR LA PAZ. Por
eso nos reunimos como IGLESIA. Ellos están acá, ahora, con nosotros.
Desde nuestra alma le
decimos a Jesús:
“¡Que me libere del
sufrimiento, que viva en paz! Que esté libre de sufrimientos, que viva en
paz…!”
Sentí tu corazón, su
latir, y “su sentir” a medida que te dedicas a él, él se alegra por tu atención
y cariño que le envías y goza de esta comunicación. Piensa que en esa mágica
cajita latente y viva, amorosa, están todos tus amores, tus afectos,
familiares, amigos, vecinos…entonces deja que tu corazón te devuelva palabras
amorosas, él también te habla. Te pide que seas dulce, tranquila/o te desea
serenidad, descanso, remanso.
“¡Que me libere del
sufrimiento, que viva en paz, que esté libre de sufrimientos, que entre a la
dimensión divina, a la sanación del alma…!”
Suave, lentamente lo
repetimos en cada inhalación y exhalación…
“¡Que esté en paz, que
me libere del sufrimiento, quiero entrar a tu casa Señor, a mi casa, quiero
sentirte allí, JESUS, sanándome…!”
No lo digamos como
súplica, sino como afirmación, como verdadero deseo que es de proyectar ese
pedido a mi persona, porque a la vez le
digo:
¡” CREO EN TI, SEÑOR, en
tu poder, en tu misericordia, en tu purificación. Me dispongo, Señor a
recibirte! Tú eres el dueño de mi vida, de nuestras vidas, gracias por tanta
vida que nos regalaste, por ese ángel que pusiste a nuestra mesa y entre
nosotros, para dejarnos TU MENSAJE DE AMOR, porque eso eres JESÚS, amor que se
da sin reparos. En esa personita tuvimos TU AMOR, TU ALEGRÍA, TU PAZ, nos
permitiste tocarte, amarte, disfrutarte, incluirte, acompañarte y aunque ahora
sufrimos el desapego, la ausencia, sabemos que fuimos bendecidos por su
presencia, por sus valores.
¡”Que me libere del
sufrimiento, que encuentre paz, que sepa asumirlo cristianamente, que te lo
entregue para que sea feliz en tu GLORIA, gracias Señor, gracias Señor…!”
Aunque nos parezcan
palabras forzadas y no deseadas, es la realidad que debemos aceptar y debemos
afianzarla, como María aceptó que SU HIJO SEA SACRIFICADO, Ella esperó y confió
en la Resurrección. LA PROMESA DE DIOS SE CUMPLE SIEMPRE. EL ES FIEL.
Si esta entrega se hace
forzada no sirve, debe ser DE CORAZÓN, COMO NOS AMA DIOS. A ÉL también le duele nuestro dolor, somos sus
hijos amados… pero sólo ÉL sabe cuándo, cómo, dónde por qué y para qué.- Debemos abrir nuestra
mente con renovada ternura y comprensión.
Cada inhalación busca la
tibieza profunda del ser, la acaricia, la mima, saca lo que hinca, lo que duele
y lo echa afuera en la exhalación.
¡”Que me libere del
sufrimiento, que halle paz, que cure, Señor, que cure, que me cures…!”
Cada exhalación trae a
la superficie mi fibra dolida, debo tratarla con ternura, nada de apuros, nada
de ruidos, nada de otras conversaciones… estoy con JESÚS, nada me
turba…desarrollo mi paciencia, me relaciono con DIOS, con el ser MÁXIMO DE LA
MANSEDUMBRE, DE LA SERENIDAD. Por lo tanto ahora cambio mis palabras, porque ya
hablo con ÉL. ¡YA ES AFIRMACIÓN, PORQUE ÉL VA RESTITUYENDO LA FIBRA ÍNTIMA DE
MI SER, VA TOCANDO SUAVEMENTE MI ALMA Y LO SIENTO, SIENTO QUE MOVILIZA TODO MI
SER INTERIOS, TODOS LOS NERVIOS, LOS MÚSCULOS, LOS HUESOS, LOS ÓRGANOS PALPITAN
LA MANO DEL PADRE QUE ACARICIA Y SANA… SANA… AFIRMO… SANA!”
“¡Me siento en paz, me
libero del sufrimiento, DIOS ESTÁ EN MÍ, me entrego a su sanación y
siento…sieto que va sanando, de a poquito, en cada caricia genera nuevas
fibras, restaura, sana, sana…!”
Permite que tu
exhalación lo diga con palabras, deja que tu alma se exprese, llora, limpia,
saca afuera, ayuda al Creador, libera, suelta amarras, des-apega, des-apega a
ese ser querido, debes ponerlo en las manos del Padre amoroso… agradece… un
ángel vivió contigo, agradece… dejalo ir… ya pertenece a la GLORIA, debes saber
acompañar su gozo, suelta, des-apega…abraza a Dios y a tu ser querido y
despídelos, ellos volverán contigo tantas veces quieras… ellos vienen a
visitarte siempre, busca el espacio, dales lugar, recíbelos, llénalos de
ternura, de bienestar,de alegría simple para que no se vayan cargados de
nuestra angustia (como a toda buena visita) y déjalos partir… también ellos
tienen ocupaciones y una de ellas es orar a Dios por ustedes, su familia.
“¡Que me libere, yo los
libero, que ellos estén en paz, que sientan, ahora ellos, mi cariño, mi
ternura, mi paz. Sé que ellos están en LA LUZ…que mi hijo, mi ser amado, SE
libere, que se colme de GRACIA, que tenga paz, abro los brazos al espacio
abierto y lo envío, le susurro mi amor, le regalo mis abrazos, se va colmadito
de mi amor, armonizado en la conexión, en el amor, en la felicidad de haber
estado juntos, hoy me vio feliz, tranquila, tranquilo, sé que estamos juntos
siempre, tantas veces yo lo desee y le ceda espacio…!”
Ahora, vuelvo a mi
respiración, acaricio mi pecho, reposo mi mano sobre él, por unos instantes, lo
apaciguo, agradezco, siento el calor de mi mano, le restituyo la tibieza para
que comience su tarea nuevamente, pero ahora estoy más fuerte, más seguro de
que puedo seguir unido, unida a ese ser amado. ¡Siempre!
Y si tengo otros
familiares que no pueden venir al taller, entonces dedico unos minutos para
desearles a ellos también, esa PAZ, esa LUZ de la conexión con EL AMOR DE LOS
AMORES. Y DIGO:
“¡Que SE liberen de
sufrimiento, que hallen paz, que conozcan la serenidad del Padre. María,
ayúdame a cubrirlos de amor, de paciencia, de aceptación, como nos has enseñado
cuando TU HIJO TAMBIÉN MURIÓ. Que nos cubramos de esperanzas, confiados en la
PROMESA DIVINA DE LA RESURRECCIÓN!. AMÉN… AMÉN… AMÉN!
Y MÁS…
“¡Señor, que todos los
seres, hasta el más pequeño, tengan paz, estén donde, con quién y cómo estén:
que se liberen de sufrimiento, de violencia, de incertidumbre, de frío, de
hambre, que alguien que te habite los ayude;
sana al mundo Señor, estamos en una burbuja que flota en el océano de TU
MISERICORDIA, que TU corazón afable, dulce y tierno, sereno, paciente,
incremente nuestro remanso, abre las puertas de nuestros corazones,
caliéntalos, llénalos de fortaleza. ¡BAÑA DE AMOR AL UNIVERSO, PADRE! Danos
energía, sabiduría, entendimiento, para aceptar nuestro destino…!”
Ahora, volvemos a
nuestro ser, sentimos que lo habitamos, conscientes de todo lo que le brindamos
con este encuentro con Dios, reconocemos nuestro peso del cuerpo, del lugar que
ocupamos, recordamos a nuestra familia, tratamos de despertar lentamente,
tratamos de emrger de ese océano pacificado, entramos al mundo cotidiano,
volveremos a nuestro hogar, no sin antes AGRADECER, AGRADECER AL PADRE, PORQUE
PUDIMOS RECIBIR SU VISITA, PORQUE TENEMOS A NUESTROS COMPAÑEROS DE VIDA, TODOS
LOS DEL TALLER, PARA APOYARNOS EN LO QUE NOS AFECTE. PODEMOS REUNIRNOS EN
CUALQUIER PARTE, UN PARQUE, UN ESPACIO DE SILENCIO, UN LUGAR DONDE NOS SINTAMOS
BIEN Y PODEMOS REPETIR ESTE ENCUENTRO CON DIOS, TANTAS VECES COMO DESEE NUESTRA
ALMA.- AÚN DESPUÉS DE COMPARTIR UN ALMUERZO, EN FAMILIA, PODEMOS HACERLO, TODOS
SENTIRÁN LA MANO DE DIOS, ACARICIANDO, SANANDO… SANANDO.
Cada uno sabrá encontrar
el momento… en un patio, tomando mates, junto al río… ¡sólo silencio para que
Dios sea bien recibido, conscientemente. ¡PAZ PARA TODOS!