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martes, 18 de junio de 2013

Templanza?

 
Cada escritor condensa su literatura
con el mundo que tiene a su alcance.
Con la tajada empírica
que alimenta su imaginación,
 justifica lo que en papel imprime.
Idénticamente
muestra su dolor, su alegría,
logros, torturas, sueños  y calma...
Todo eso lo toca, trasciende y se aloja en su ser.
Duerme...descansa hasta que el escritor lo busca y expone.
 
Hace poco bajé a ese abismo mío.
Buscaba respuestas a conductas instintivas que brotan sin descaro,
en instantes impensados;
sin concederme el derecho de disimularlas o descartarlas.
 
Vi entonces, que vengo peleándole a la vida sin cansancio,
intempestivamente.
¿El origen?
¡años luz!
A los dos años de vida tuve amago de parálisis.
Lo que me impidió ser una niña común y bonita.
No exagero.
Ir a cumpleaños de amigas era una tortura
(aunque nadie lo notara).
Todas las niñas, incluídas mis hermanitas,
vestían hermosas con zapatitos blancos
y yo con mis botas ortopédicas negras..
¡horribles!
ortodoncia, cabellos cortos.
Delgadez extrema.
A mis 15 años, falleció mi padre,
hombre único, sensible, amoroso, risueño, manso.
A los 23 tuve mi segundo hijo que nació prematuro
y creíamos no poder salvarlo, cada día.
A los 25 falleció mi tercer hijo, cinco minutos después de nacer.
Mi vida siempre se ofreció y se volaba en amarguras...
Todo empezaba floreciente y se desvanecía ...
Amigos, seres muy queridos, mi hermana, mi madre,
mi hijo, mi esposo, volaron de mis manos como palomas .
A pesar de tanto y tanto,
una fuerza indecible alentó mi espíritu.
Pude resurgir cientos de veces.
¡Dios y María!
eternos apoyos, se manifestaron siempre a mi lado.
Ayer fue el Domingo de Pentecostés.
Yo había ido a misa el sábado,
 porque los domingos tengo mi programa radial.
"¡PALABRAS DEL ALMA!"
Me asombró que el sacerdote no haya dedicado la homilía a esa celebración.
Preparé para la radio,  ávidamente, los siete dones del Espíritu Santo y los detallé minuciosamente,
con la GRACIA que cada uno de sus dones, proporciona a las almas que lo aman.
Muchos oyentes se comunicaron para agradecer el tema.
Algunos los sabían, muchos no.
Al llegar a mi hogar, satisfecha de tanta aceptación,
 encendí una vela a la imagen del Espíritu Santo y oré agradecida.
Dejé que la vela se consumiera completa, para honrarlo más y sentir SU LUZ.
Al apagarse, me acerqué para guardar la bandejita y la imagen
¡Y veo en el plato, siete lengüitas perfectas, como dibujan alrededor del Santo Espíritu, siempre!
¡Lloré de felicidad!
Interpreté que ÉL devolvía mi atención
por hacerlo conocer a mi audiencia.
Al día siguiente pasé por un Convento cercano a mi casa y conversé con las religiosas sobre el tema, todas quedamos sorprendidas alegremente.
Hubo en mi vida muchas otras manifestaciones, increíbles todas (para los demás)
muy creíbles para mí,
porque LOS RECONOZCO
A JESÚS, A MARÍA, A DIOS Y SU ESPÍRITU!
¡Y reanudando mi pensar...!
esa tajada empírica que le tocó a mi vida
es tan equilibrada, que por eso trasciende en mis escritos.
¡Es lo bello que descansa en los abismos de mi ser!
¡Aprendí a pelearla!
La vida sigue, con sus malos y preciosos regalos.
Los dejo fluir como manantial de sapiencia, para que sigan su ritmo y desaparezcan.
O para que se pinten de mil colores en el bolsillo de los buenos recuerdos.
 
"A veces...sólo hace falta
QUERER VER LOS MENSAJES DEL CIELO...NADA MÁS!"
__decía mi madre.