¡TU ABRAZO!
Lastima la vida con guante de acero.
Levemente azota. Fluctuante descenso.
La angustia me instiga, me siento indefensa.
Invade mi alma, al instinto llega.
Implacable mora, corre por arterias.
Sutil, transgresora, mordaz, ¡ me supera!
De un solo zarpazo mi serenidad vulnera.
Sin hálito siento que me degenera.
Cuando en ese ocaso ¡me cedes tu hombro!
Y entonces comprendo que estuvimos lejos.
¡Tu abrazo!... ¡la vida que encierra!...
Restituye todo lo que duele adentro.
Enciende de golpe lo que estuvo gélido.
Endulza la médula. Refresca el aliento.
Retorno a la vida. Hallo mi lucero.
¡Es todo un misterio caído del cielo!
¡UN ABRAZO TUYO, SOSTENIDO, TIERNO!
Y esos diez segundos parecen eternos.
Me siento latir en el pecho ajeno
que tácito dice:¡Ven, yo te sostengo!
Y si a ello agregas un sutil “te quiero”
siento que acaricio con la mano el cielo.
Me devuelve al mundo cordial del sosiego.
¡Pensar cuánto vale y es tan sólo un gesto!
¡Es pasar del hielo al sol de un enero!
¡Latir de dos almas en un mismo vuelo!
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