De sólo pensarlo deviene en puro presente...
Parecía perdido en el espacio, pensante...
Pero si le hablabas, sorprendía la aguda perspicacia.
Su diálogo marcaba huellas fructíferas, siempre.
No era la medida de sus frases lo que impactaba, sino lo concreto en pocos términos.
Calmo, ser minucioso, prolijo, elegante, rostro de ángulos delicados, sereno.
Una sonrisa ancha lo distinguía.
La mirada tan mansa como su corazón.
Cariñoso, amante fiel de mi madre...¡la admiraba! ¡y lo decía!
Lo evoco convirtiendo una chapa de bronce, en miniaturas asombrosas.
Aljibes, regaderas, juegos de mate...maravillas que preservamos con ternura.
Se fue muy joven a mejor VIDA.
¡Es que siempre dio imagen de no ser para este mundo...!
Q.E.P.D.
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