¡Fragante penitencia!
El jardín huele a recién regado...
compendia recuerdos
que la memoria abriga.
Coloridas alverjillas, aroman el ambiente.
Jamás pensé que aquélla penitencia
de regarlas , conque mamá “castigaba”
nuestras picardías,
sería,
aún en mi vejez, uno de los
más hermosos recuerdos
de la infancia.
¡Ah, edad preciosa, que colorea el resto de la vida…!
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