LLora de dolor la tierra,
de sus várices de sequía.
Cuarteada y seca, grita su d¿sed.
Nuestra plegaria llega al cielo
entre amoratadas nubes.
Invadde la frescura levede brisa...
se huele el agua
¡al fin, bendición celeste!}Danzarinas perlas
con peso de ángeles,
delicia serena, relente de paz,
júbilo en que sucumbe el insomnio
del chacarero
que deja su sudor cotidiano,
por una buena cosecha.
¡Concitas cambios, engendras vida!
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