ES
SIMPLE MI VIDA
Crecí
en constante vocación de servir; uno de los grandes pilares éticos de nuestra
madrecita; ello logró que aprendiera
valores espirituales que disimularan o decantaran mis defectos y se
convirtieran en regueros de esperanza.
La música, el amor, la emoción, la lectura, la
oración… marcaron a fuego mis pasos.
Varias veces deambulé por inmobiliarias, para
encontrar un rinconcito donde depositar mis huesos y bártulos.
El
PADRE AMOROSO siempre estuvo presente y logré lugares propicios, cómodos,
aireados, luminosos, colmaditos de flores y plantas(
detalle que amo) y alcancé esa dimensión distinta, de escape del mundanal ruido
y entré en concéntricas ondas del razonamiento, la meditación, la
contemplación, rodeada de libros, revistas, música y mi inseparable,
antiquísima OLIVETTI.
En
ese remanso afloro en variadas estrategias que dan, a la conciencia a veces
anestesiada, hermosas expectativas de
Creatividad.
TODO marca huellas en mi interior, todo imprime su sello y deja latentes
vivencias y estados anímicos nada rutinarios, increíbles. Mis amistades bien
selectas, completan con sus visitas, espacios y momentos de serenidad que aprecio.
¡Nunca
sabemos lo que puede durar un momento feliz, de sosiego! Por eso salimos a
cenar, a tomar un helado o el té, five o´clock.
Lo importante es saber aprovechar el HOY, no importa lo que digan los “demás”
(la misma palabra los define : de más). Con mis amigas, nos criamos en una
sociedad y momento de la vida del país, en que se aprendían y apreciaban las buenas
costumbre, el protocolo, la discreción, el recato, la verdad, el respeto.
En
realidad, la verdad siempre es el camino más corto para eludir malentendidos,
dicha con respeto pero dicha al fin.
Sí
supimos alejarnos de pre.juicios desvencijados, las cosas se hacen y se dicen
frontalmente : es como es y punto.
Valoramos
las pequeñas cosas simples de la vida como disfrutar de un paseo, compartir una
mesa para desayunar o almorzar,
brindar con una sidra esas pequeñas gratificaciones, agradeciendo al Señor por
lo mucho que tenemos y lo poco
que nos falta. Por eso tratamos de ver con alegría, los momentos en que la
memoria y el pasado, se obstinan en recordar.
Le
damos valor al buen comer, al sueño reparador, a la actividad física, y es así
como la vida fluye, se condensa, se difunde como manantial, sin esfuerzo, sin
choque ni tropiezos.
Aún
es tiempo de mirar lo que nos sorprende, redimirnos de ciertos obstáculos
comunes del peregrinar, tiempo de sostener
el hilo de suspiro que es la vida, que nos une, se fortalece y nos permite
volver a empezar cada día con mayor calma,
cuidado, calidad y calidez humanas.
Hoy,
me refugio en ignotos senderos, cuando mi alma presagia ciertos dardos ajenos,
que intentan hostigarla.
No es
mi vocación el incordio, simplemente me aparto o desaparezco, antes de vulnerar
la paz y la armonía.
Es
inmenso el compromiso por alcanzar la paz, que nada ni nadie supera su fuerza.
Mi
tan admirado OCTAVIO PAZ tiene una frase que trae estas reminiscencias, en
menos palabras y más sabrosas :
“…al
mediodía era dulce trepar entre las ramas y en el verde vacío, suspendido en un
higo, comer el sol… ya negro…”
Es
así, que sólo busco destellos verdes, cálidos, ambarinos, que marcan el
encuentro con la LUZ.
“…Lentamente
la vida me viene haciendo… está pronta a terminarme…”
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