DAR, DONAR.
¡QUÉ SUBLIME!
Ambigüedad entre vida y muerte.
Por una parte el dolor de la pérdida.
Por otra: la espera y la esperanza
de una moral enaltecida.
Al final,
la cara más visible, aún entre lágrimas,
es la de la alegría.
Los padres del receptor, agradecidos
porque VUELVE A NACER su hija, su hijo...
Los padres del dador, aunque heridos,
también agradecidos
porque su hijo RESUCITA en la vida ajena.
¡GARRA EN TODOS!
¡NADA DE PREJUICIOS!
SÓLO CARIDAD
Y LA GRAN ESPERANZA:
TRANSMITIR "LA VIDA".
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