En latente angustia, por el aire,
recibimos el grito esperado:
___¡Llegó el riñón!
Por los pasillos hizo eco en todos los corazones
y nos erizó la piel de emoción.
Ella estaba dializándose, ojerosa, escuálida
como suspiro en pena.
¡Vibró la bendición en la palabra esperada
y un brocal de paz abrazó a su alma!
El transplante transformó una historia gris
en feliz y luminosa VIDA.
Entraba en sus venas la sangre jubilosa,
BENDECIDA EN CARIDAD,
bailaba su danza en avalancha airosa
y el concierto hormonal
la elevó en un grito estremecido:
¡GRACIAS DIOS MÍO!
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